La Catrina fue creada para hacer una representación metafórica de la clase social alta de México antes de la revolución mexicana. Posteriormente se hizo el símbolo oficial de la Muerte, el 2 de noviembre en México en el día de muertos.
El mexicano se burla de la muerte y juega. Bastantes representaciones, específicamente a partir del siglo XIX, han aparecido, como la obra de teatro española Don Juan Tenorio, de Zorrilla, grabados de José Guadalupe Posada, grandes bailes representativos de la época, sátiras, calaveras, pero sin perder su solemnidad y misticismo que estas fechas conllevan.
De acuerdo con el folclor mexicano, "La Catrina," mejor conocida como la muerte, puede mostrarse de muchas formas. Algunas veces se la encuentra alegre, vestida de manera elaborada, con ganas de divertirse e incluso coquetear con los mortales. Otras, nos la encontramos "en los huesos," lista para llevarnos cuando menos lo esperamos. Sin embargo, la relación que los mexicanos tienen con "La Catrina" se define por una serie de circunstancias íntimamente vinculadas con la historia y cultura de México, por lo que ésta se considera un huésped imprescindible en ocasiones importantes, como el Día de los Fieles Difuntos, que se celebra cada 2 de noviembre. De acuerdo a esta tradición, se cree que la muerte, pero más específicamente la memoria de nuestros fieles difuntos, nos da un sentido de identidad, ayudándonos a arraigarnos a nuestra cultura. Esta conspicua y perenne compañera la asociamos también, paradójicamente, con el placer de vivir ante la inminencia de la muerte. La Catrina, con su traviesa sonrisa nos invita a asir el momento, y a través de la música y la danza, encontrar el sentido de la vida. La doble identidad de La Catrina nos recuerda que la vida es aquí, ahora y eternamente, como la música y las artes.
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